Marchar por las que no pueden: 8 M en Costa Rica

marzo 18, 2022

Año con año marchamos para reivindicar nuestros derechos, por la igualdad, por el respeto a la vida y para exigir justicia por cada femicidio. Pero en Nicaragua no se puede marchar desde hace 4 años. En este reportaje hablé con mujeres nicaragüenses que desde afuera de la frontera se manifestaron por las presas políticas y contra la represión que se vive a unos cuantos kilómetros de San José, Costa Rica.  

“Lucho hoy para existir mañana”,“Las paredes se limpian, ellas no vuelven”, “Feliz va ser el dia que ninguna falte” y unas más creativas como “Sin Hermione Harry habría muerto en su primer libro”, algunas de estas frases  se podían apreciar en las pancartas de mujeres que marcharon el pasado 8 de marzo en Costa Rica  para conmemorar la lucha histórica de las mujeres.

Mientras tanto dentro de la marcha unas rejas pintadas de negro, unas muchachas vestidas de azul con las manos amarradas y una mujer gritando en un megafono “¡Libertad, libertad, a las presas por luchar, libertad, libertad!” Acaparaban la atención de la gente en la calle  y los colectivos de feministas costarricenses que en su mayoría han acuerpado las demandas de las mujeres migrantes de Nicaragua. Otras personas hasta en ese momento se enteraban que en Nicaragua hay 14 mujeres presas políticas que están siendo torturadas por la dictadura Ortega-Murillo.

Eran las nicaragüenses que se habían organizado para asistir a la marcha del 8M en San José y gritar a todo pulmón por las que no han podido hacerlo, por ese derecho que se les ha arrebatado en su país. Dentro de las consignas que gritaban se pudo escuchar “ Marcho aquí, no puedo en mi país” “Ortega violador es un macho opresor” “Señor, señora no sea indiferente, apresan a mujeres en la cara de la gente” y se detenían a leer los nombres de cada presa política. 

Verónica, una joven costarricense, durante una entrevista en la marcha expresó: “Es importante que las mujeres nicaragüenses estén acá, es inminente que salgamos de la perspectiva costarricense y nos demos cuenta de la situación tan difícil y los tratos tan crueles que viven mujeres en hermanos países como Nicaragua, las personas emigran porque en su país ya han sido violentadas, traen consigo una mochila muy pesada, por eso me parece importante que aquí encuentren un espacio seguro para gritar, desahogarse y ser escuchadas”. 

Por otro lado Katherine Estrada, Wendy Quintero y Abigail Hernandez todas periodistas coincidieron en que se sentían seguras ejerciendo su derecho a informar en este país, donde las autoridades se habían mostrado respetuosas del trabajo que estaban realizando como prensa, a diferencia de lo que se vivía en nicaragua en años anteriores ya que la policía siempre reprimió las marchas del 8 M y agredía a las manifestantes. Empezando por las mujeres periodistas que han tenido que aguantar acoso, tocamiento, empujones y golpes por andar haciendo su trabajo. “Lo que más recuerdo era la presencia policial de los antimotines que no dejaban marchar a las feministas, no dejaban tampoco que los medios de comunicación cubrieramos, desde que llegó Ortega al poder así fue, sin embargo no dejabamos de luchar”Wendy Quintero / Periodista del colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más. 

“Hasta el momento veo una policía que se mantiene vigilante, una policía que no actúa ante una serie de demandas sociales de las mujeres costarricenses que esto es imposible en nicaragua sobre todo cuando hay un estado que violenta los derechos de las mujeres nicaragüenses y que no admite críticas, que no admite demandas, que no admite exigencias, que no admite sobre todo que hay una violencia sistemática hacia los derechos humanos no solo para las mujeres sino para cada ciudadana y ciudadano de nuestro país”Abigail Hernandez / periodista. Galeria news.

“Cuando yo le digo a mi abuela que voy a cubrir marchas siempre se preocupa, entonces al estar acá le digo no pasa nada estoy en un país donde puedo marchar, donde la policía no nos hace daño, acompaña la marcha sin interferir, en algunos casos verdad hay sus policías xenófobos, pero si me siento bien poder escuchar a muchas nicaragüenses que tienen años de no poder expresarse y que desde el corazón, desde la impotencia lo hacen por familiares, por amistades y por el propio país que está preso”.  Katherine Estrada / periodista de Confidencial. 

Sin duda alguna existen diferencias cuando marchas en un país democrático como Costa Rica, que no es perfecto, también hay violencia y arbitrariedades, pero no es para nada comparable como vivir en un país con un dictador como mi maltratada Nicaragua. Para algunas personas no es tan relevante eso de que te den permiso para marchar o no, eso de protestar “al final es atraso”, pero no es hasta que experimentas con cada partícula de tu cuerpo el dolor de que te quieran silenciar y que hasta te asesinen para callarte, solo así logras entender por qué la libertad de expresión es un Derecho Humano. 

Para Amy, Karola, Alexandra, Damaso y Arlen -todas mujeres jovenes, nicaraguenses exiliadas en Costa Rica- poder salir a las calles y sentir de cierta manera la libertad de caminar y gritar estas consignas  es sentirse dignas, es reivindicar su derecho a la libertad de expresión y aunque se sienten bien de poder alzar la voz, tener que hacer esto desde lejos para pedir justicia por los feminicidios impunes, por las desaparecidas, por los violadores absueltos o en cargos de poder, por la libertad para nuestras presas políticas en Nicaragua cala el alma y son heridas a las que les cae limón cada día al ver las noticias. “Quisiera decir que me alegra pero la verdad es que no, porque quisiera hacerlo en mi país, no es justo que yo lo esté haciendo en otro país y peor aun pidiendo la libertad de mis amigas presas”Amy Chavez / Gestora social y activista feminista.

“Siento que es mi derecho salir a marchar, la verdad me siento bien porque no solo soy una de las tantas voces tanto de las presas políticas como de las tantas mujeres que han sido abusadas en Nicaragua que todavía siguen estos abusos”Karola Santamaria / estudiante de odontologia y activista por los Derechos Humanos.

“Extraño claramente marchar en mi país, extraño estar en Nicaragua con todas mis compañeras y amigas feministas, extraño exigirle al estado que respete mis derechos. Me siento emotiva, triste pero igual con mucha fuerza porque las mujeres feministas costarricenses nos han abierto los brazos y no nos han excluido en las marchas, dándonos espacio para exigir nuestros derechos”. Alexandra Salgado / Estudiante y activista feminista.

“Aquí me siento muy emocionada porque algunas amigas cuando viene la fecha de las marchas me dicen que marche por ellas que siguen en nicaragua y que siguen estando apresadas por la dictadura Ortega y Murillo, que aunque no las tienen en una cárcel no les permiten marchar en las calles con la libertad plena que debería de poder marchar cualquier persona que quiere organizarse y reunirse para defender sus derechos”. Damaso Vargas

“Pienso que la democracia en Costa Rica es un poco más accesible que la que hay en nicaragua, porque sabemos que allá hay una dictadura nos permite expresarnos como exiliadas que somos en contra de la dictadura de Daniel Ortega entonces pienso que en este país tenemos el chance de hacerlo ya que en nuestro país nos pueden apresar por hacerlo”Arlen Siu

Quien sabe cuanto tiempo tenga que pasar para que regresemos a Nicaragua y podamos gritar ¡Libertad!, hoy son dos asesinadas más de esas que se logran contabilizar y documentar. Britney Olivas Herrera de tan solo 17 años de edad, era una niña indefensa sin ninguna maldad y ni aun así le tuvieron piedad. Como si eso fuera poco en el mismo fin de semana encuentran el cuerpo sin vida de Marling Martinez Fenly de 21 años de edad, flotando en aguas del Río Coco con signos de ahorcamiento. ¿Cuántas más?  ¿Cómo no vivir con miedo a que te toque a vos un día no regresar?  O a tu hermana, a tu amiga, a tu hija,  a tu mamá, cómo no vivir con terror de tener a un presidente asesino y violador, que libera delincuentes para que estén a su favor, que cometen crímenes a plena luz del sol y caminan libremente.

Las mujeres seguirán marchando y pintando paredes aunque a muchos eso les duela. Dicen que no es una manera de protestar efectiva, pero al menos así vuelven a ver los nombres en las noticias, porque para los titulares amarillistas hay muchos  medios que están en primera fila, pero para alzar la voz y exigir justicia se hacen de larga vista. No importa cuantas generaciones tengan que pasar para que un cambio real se pueda dar, mientras tanto no descansaremos hasta que nuestras niñas puedan crecer en libertad.